Trabajo... Simple trabajo

- Definitivamente estoy loca... -pensó en voz alta con un susurro antes de voltearse al caballero. No podía creerse que fuera a revelar su identidad pero... Bah, casi le daba igual ya. Sus ojos se clavaron en los ajenos con seria expresión y penetrante mirada antes de que sus palabras se dejaran escuchar.

- Mika Tsukyomi Akashiya Moka d'Acheron es mi nombre. Princesa de Acheron mi linaje -informó esperando ver una reacción sorprendida y, posteriormente, otra hostil y amenazante. No dijo que era una renegada aunque por sus acciones él debería suponerlo, aunque era posible que por lo dicho no lo pensase con claridad.

Una sonrisa algo derrotada se asomó en sus labios al notar las acciones del caballero y su posterior pregunta. Era obvio que no le creyese y, de hacerlo, que sintiera miedo hacia alguien que podía matarle con un solo pensamiento.

- Porque soy renegada. Solo una persona me retenía allí, cuando murió mi mundo se desmoronó. Mi libertad fue arrebatada y escapé... La historia es más larga y trágica pero no creo que tengas ni tiempo ni ganas de oírla ni yo de contarla. Con que sepas que no deseo daño alguno para Suna, que es donde actualmente me hospedo, es suficiente. No te pido que me creas, pero es la verdad y de aquí en adelante es cosa tuya como desees considerarme. Si como una aliada, como una enemiga, o como un simple encuentro en un lugar alejado de todas partes -habló con seriedad, serenidad y sabiduría en sus últimas palabras cual filósofo dando una charla a sus alumnos. No tenía intención ninguna de dañar al humano, pero si este le atacaba se defendería. Se había sentado en uno de los escombros que parecía a punto de desmoronarse incluso con el mover del viento, pero no lo hizo, como si el peso de la vampiresa no fuera existente en él. Su pierna izquierda pasó sobre la derecha y volvió a cruzarse de brazos, mirando fijamente al hombre que tenía frente a sí.

- Ya te dije antes que de conocer mi secreto deberías guardarlo. Me da igual si piensas que bromeo pero como se te ocurra abrir la boca sobre mi procedencia y mi verdadero ser pienso matarte sin miramiento alguno -al decir aquella advertencia, más bien amenaza sus ojos se afilaron dando a entender que no daba lugar a dudas ni a vacilaciones. Hablaba en serio, eso era lo único en claro que podría sacar Atlas de ella.

Escuchó más que complacida la respuesta que Atlas le otorgó y ya tendría tiempo y ocasión de cobrarse la deuda. Si se daba el inusual caso en que él pudiera salvarle la vida, ya fuera desobedeciendo una orden o en alguna situación que no tuviera nada que ver, el pacto sería simple: Su vida por la propia. Ni más ni menos.

- Así sea pero te lo advierto. No te enfrentes a mí, porque morirás en el intento -advirtió como consejo, no amenaza. Ella no podía dejarse matar, tenía aún alguien por quien vivir a pesar de que estuviera lejos.

- No debí contártelo... -terminó concluyendo ya que supuso que el caballero tendría también alguien por quien vivir. No era que lo supiera con certeza, pero escasos habitantes de Albion y Suna no tenían algo o alguien por lo que seguir luchando día a día y eso mismo podía ser usado en su contra si alguien le intentaba obligar a revelar quién era ella.

- Me importa poco lo que pienses. No niego que pudieras durar, pero acabarías muriendo. Soy una demonio que domina la magia desde mucho antes de que tu tatarabuelo naciese. Mi cuerpo es mucho más resistente que el tuyo y mis sentidos mucho más agudos... ¿Crees que tendrías alguna posibilidad si entablaramos combate? -preguntó directa y sin tapujo alguno. Le importaba una mierda, hablando en plata, el machismo y el orgullo de caballero que tenía el humano. La verdad podía ser cruel tal y como la pintaba la mestiza, pero así era.

- Entonces por ella más te vale no enfrentarte a mí. El título de princesa en Acheron no se puede comparar con el de princesa de otros reinos. Yo soy legítima heredera del trono de Acheron por linaje real a diferencia de los demás príncipes y princesas de la ciudad demoníaca, pero no por ello me he ganado mi puesto con solo nacer. Nunca me he presentado ante mis rivales como Princesa a pesar de que algunos lo sepan por instinto -le dijo antes de silbar una nota y hacer que todo el establo se reconstruyese con la excepción del escombro donde se sentaba dejando así un hueco en el techo, revelando claramente los cuerpos mutilados que se hallaban en el suelo del lugar al este ser iluminado por los retazos del Sol del atardecer.

- Dime... ¿Te parece esto obra de una princesita remilgada de alta cuna? -cuestionó esperando respuesta a ambas preguntas formuladas, aunque la que más le interesaba en ese momento era la que acababa de hacer en último lugar.

- He estado viviendo en Suna demasiado tiempo como para provocar ahora disturbios que me puedan perjudicar. Como ves, solo sobrevivo cazando seres que para vosotros son peligrosos -mientras hablaba elevó una de sus manos para rascar la zoan que unía sus orejas gatunas con su cabeza, levantando esta y, por tanto, pudiendo provocar sorpresa en el caballero si este no se había fijado antes en las ocultas extremidades de más que poseía la diablesa por su mimetización más común, la neko.

- Me agradas chico, eres interesante -soltó de pronto tras ciertos segundos de silencio en lso que solo el ondulante movimiento de su cola se dejó notar en la semi penúmbra que reinaba en el establo. Su comentario no tenía segundas intenciones ni mucho menos, pero sí una connotación divertida y, teniendo en cuenta como era ella, era uno de los mayores alagos que cualquiera podría recibir de su parte.

- Una lástima que no todos los humanso piensen igual aunque... Supongo que no siempre podré seros de mucha ayuda -le informó con cierto tono entre sarcástico y nostálgico, refiriéndose a que lucharía por defender el reino donde se situaba su hogar pero que no combatiría abiertamente contra la ciudad demoníaca, mucho menos contra su propia familia.

- Nombres tengo muchos aunque si quieres con Ruby es suficiente... -comentó mostrando cierto desinterés en el nombre dado ya que en verdad le daba totalmente igual cómo la llamase mientras no fuese Moka por el simple hecho de que se conocería dicho nombre por el Reino Unido solo por ser el perteneciente a una de las princesas, si es que la información sobre la familia real de Acheron era la suficiente claro está.

- Relájate Atlas, no tengo intención alguna de alimentarme de ti -comentó para tranquilizar al humano a pesar de que sí le resultaría divertido probar los celos de la mujer que le esperaba, pero como ya había dicho antes, no se metería en líos y mucho menos en la relación de dos personas. Sería insoportable y rebelde, pero no alguien que disfrutara rompiendo las relaciones ajenas.

- Tu deuda para conmigo será saldada solo cuando se de la situación en que puedas dar tu vida por la mía. No te pediré que te dejes asesinar para salvarme, pero estoy segura de que, aún siendo humano... No. Precisamente porque eres humano llegará el momento en que tú puedas hacer algo por mí -explicó sonriendo casi de forma tierna y muy sincera al hablar al rubio, dando a entender que no le había salvado la vida para que este la sacrificara para protegerla a ella, sino a la morena que le esperaba día tras día según él mismo le había dicho.

- Dudo mucho que sepas peor que un Berserk. Eres joven al fin y al cabo... Tómatelo como quieras pero tu sangre debe ser deliciosa y no solo por tu edad. Tienes buen físico y supongo que gozas de buena salud... En todos los aspectos~ -le dijo canturreando aquel último comentario con cierta malicia buscando ver alguna reacción avergonzada en el rubio, aunque sin esperando mucho ya que bien podría ignorarla o pasar por alto sus palabras. No lo hacía por fastidiarle, sino para pasar el tiempo hasta que el Sol cayera por completo.

Una pequeña risa divertida escapó de sus labios al notar la reacción del varón. Si bien no podía percibir claramente el rubor de este sí podía sentir un mínimo aumento de su temperatura por su explicación y, dicho sea de paso, obteniendo el resultado deseado.

- Dale recuerdos. Y dile que es afortunada -comentó sin dar explicaciones sino que, antes siquiera de que él pudiese preguntar el porqué o a quién, pese a que esto último era obvio, debía comunicar las palabras de la vampiresa, esta salió del lugar a tal velocidad que parecía haberse teletransportado. Por suerte para ella los pocos rayos de Sol ya no le afectaban y, de haberse dado dicho caso, habría recubierto su piel de hielo para evitar el contacto entre dichos rayos y su cuerpo.

- "Aún quedan caballeros interesantes por lo que veo..." -pensó relamiendo sus labios y dejando atrás la zona tras cercionarse de que el demonio alq ue había esperado dar caza había huído.