Trabajo... Simple trabajo

El atardecer cayó sobre las tierras de Suna coloreando el cielo con tonos naranjas y rojos oscuros. En la ya nombrada ciudad se podía escuchar el típico ajetreo que acompañaba la entrada del ocaso, horas de fiesta y celebración para aquellos que no tienen nada mejor que hacer que emborracharse noche tras noche. Dicho ajetreo contrastaba enormemente con el silencio sepulcral que invadía los campos de cultivo que se hallaban alejados de la urbe. En el interior de uno de los establos de un amplio sector aparentemente abandonado se hallaba la vampiresa apoyada en una de las paredes al lado de una ventana a la espera de la caída del Sol para poder salir del lugar sin riesgo. Su rostro se hallaba levemente agachado, sus ojos cerrados y sus brazos cruzados, mostrando así una actitud tranquila y paciente. Sin embargo, no había estado parada pues a sus pies se podían ver los cuerpos muertos de varios demonios y demás seres como vampiros descontrolados o híbridos salvajes. Todos estaban con heridas graves provocadas por las garras de la mujer, quien ahora poseía unas orejas y cola felinas de pelaje blanco y unas uñas afiladas que poco antes habían sido lo suficientemente largas como para atravesar a los seres asesinados de parte a parte. Sus orejas se mantenían gachas, ocultas entre las hebras su largo cabello de igual color y delatadas únicamente por su interior rosado mientras que su cola se balanceaba suavemente tras sus piernas, ligeramente separadas de la pared debido a su posición en la que solo su cadera y la parte baja de su espalda tocaban la estructura de barro y piedra.

Sus ropas eran unos simples vaqueros, una camiseta negra de cortas mangas, unos guantes sin dedos de tela oscura que cubrían sus antebrazos enganchados a sus dedos pulgar y corazón y unas botas negras al más puro estilo militar pero de color enteramente negro. Dichas prendas estaban manchadas de sangre y la piel que dejaba al descubierto se hallaba gravemente quemada por los rayos solares que la habían alcanzado durante la corta pelea. Mostrando así su mejilla derecha y gran parte de sus brazos y dedos dolidos pero en proceso de regeneración. Estaba harta de tener que ocultarse del astro mayor, hasta las narices de tener que ocultarse de algo que, de normal, no le provocaba daño. Sin embargo, aquel era uno de esos días en los que el Sol le quemaba como a cualquier vampiro. Y eso la irritaba...

Aquellos seres ahora fallecidos habían cometido el error de entrar en el establo abandonado donde la vampiresa se hallaba a resguardo del ya nombrado astro, aunque su presa principal seguía afuera, oculta y esperando que la ojirroja saliese del lugar para atacarla junto a varios demonios mucho más listos o más cobardes que los anteriores. No era de extrañar que mútilples razas persiguieran a la princesa de Acheron debido a la suculenta y casi inimaginable recompensa que se ofrecía por ella. Sin embargo, bien sabía Moka que aquellos demonios no estaban allí para atraparla. De ser así la habrían reconocido como princesa del reino demoníaco y no como una simple caza demonios que había conseguido trabajo extra aquel día.

El olor a sangre de demoniose se hacia presente, sin tardar mucho en reconocer los demas olores, entre ellos estaba la de una princesa ya un tanto peculiar, suspiro con pesadez, ya sin ningun intencion de atacar, puesto que normalmente no era de peleas, o al menos, no cuando se encontraba tranquila.
Camino tranquilamnete, inconscientemente llendo a donde se encontraba ahora la joven, sin percatarse del peligro que podia ocasionarse a ella misma al acercarse tanto.
Levanto un poco la mirada, topandose con la de la joven, mas una sonrisilla tierna y traviesa se mostro en sus labios.

- muy buenas -.

dijo tranquilamente ignorando a dichos muertos alrededor suyo y de la princesa...
Con una mano sostenia la parte baja de su kimono, para que esta no se manchara de sangre, normalmente solia estar "impecable" o al menos, no muy manchada, ya que consideraba a la sangre de los demonios, sangre inmunda, aun siendo esta una demonio tambien.
Su kimono de colores claros y a la vez oscuros solo tenia una que otra mancha de sangre, dificil de reconocer si era sangre propia o de los demonios de a los alrededores.
Su mirada ahora opaca seguia mirando fijamente a la joven, ladeando su cabeza a un costado, ignorando que ella era la provocadora de tanto "desastre" en ese instante solo queria tener una "platica" tranquila, ignorando el peligro que le achezaba.

Aquella especie de pausa y descanso en el que la vampiresa se había sumido fue roto cuando una presencia de demonio, ajena a la de la presa mayor que esperaba afuera se acercaba al lugar. No era un aura corriente, ni mucho menos tan salvaje como las que habían pertenecido a los cadáveres bajo ella. Su afilada mirada se alzó a la entrada del lugar cuando esta fue traspasada, divisando en ella a la dueña de aquella presencia que había sentido antes. Las facciones de su rostro se endurecieron y su ceño se frunció, marcando unas leves arrugas en su entrecejo. No se vió con la necesidad de dejar vagaar sus orbes carmesíes sobre el cuerpo ajeno ya que tan solo los ojos de la diablesa mestiza que tenía frente a sí parecían tener importancia para ella.

- Este no es lugar para una princesita -dijo con voz amenazante e irritada. Al igual que pasaba con el calor la luz del Sol la inestabilizaba, volviéndola irascible cuando dichos rayos luminosos podían dañarla.

A diferencia de su acompañante ella no tenía ganas de hablar. Solo deseaba que el Sol cayese pronto y diera inicio a la noche sobre aquel "pacífico" reino cuyos sitios abandonados eran asediados día tras dia por criaturas que tenían prohibido el paso en esas mismas tierras. No se sorprendió en lo más mínimo al ver como la joven ni siquiera se fijaba en los cadáveres que salteaba o pisaba ni de la sangre que chafaba con sus pies. Princesa o no todo demonio estaba habituado a la muerte.

Ladeo su cabeza a un costado, permitiendo que parte de sus cabellos cayeran de lado, sin tomarle mucha importancia a las acciones que hacia la joven, las cuales parecian en su idioma "pierdete" simplemente volvio a sonreir, de manera igenua, como ignorando que ella quisiera que se fuera.

- si quizas, pero este lugar me gusta -.

menciono tranquilamente, mientras se cruzaba de brazos, como dando a entender que no se marcharia porque se lo dijesen, ya desde hacia mucho tiempo que dejo de obedecer ordenes, mas que nada por odio, o quizas puro coraje a las personas que tanto daño le hicieron.

- y usted que hace aqui? -.

pregunto, aun mirandole, avanzando unos pasos, pisando quizas la cabeza de uno de los muertos que ahora se encontraban bajo sus pies.

Un gruñido se dejó escuchar de aprte de la vampiresa y la misma cola gatuna que antes se ocultaba quieta en las sombras ahora se ondeaba de un lado a otro, siendo reflejo de la creciente molestia que invadía a la peliblanca.

- ¿Que acaso no entiendes mi idioma? -preguntó casi soltando un bufido entre sus palabras mientras sus orejas se hacían un poco adelante al notar como la demonio frente a ella. Si se acercaba un solo paso más seguramente la renegada reaccionaría de forma violenta y eso pondría en peligro tanto su seguridad como la de la insensata diablesa que caminaba despreocupada.

Así mismo, no respondió la pregunta que le había sido formulada, no tenía ganas ninguna de contestar ni de aguantar a una simple niña que, por muchos años o milenios que le sacase, no parecía más que eso. Una niña curiosa.

Al escuchar lo que dijo se detuvo, y ladeo la cabeza hacia un costado, a lo cual, solto un suave suspiro con pesadez, llevandose una mano a la cintura, y mirando con los ojos entrecerrados a la joven.

- la verdad si lo entiendo, mas usted no me a dicho mas que "este no es lugar para una princesita" -.

fruncio levemente el ceño, a la vez que hacia un gessto de molestia

- o acaso me estoy equivocando? -.

Su movimiento no se hizo esperar tras la última pregunta de su acompañante. Haciendo gala de su velocidad y el "apego" que tenían los vampiros a las sombras usó ambas cosas para posarse frente a la neko y posar las uñas de su índice y corazón derechos sobre el cuello de esta. Desde esa posición solo tenía que alargar las uñas para atravesarle la garganta y unir un cadáver más al montón, aunque de seguro por la cabeza de la muchacha pagarían más que por los múltiples cuerpos demacrados bajo ellas.

- Escúchame bien. Lo diré solo una vez... No tengo tiempo para lidiar con una mujercita de palacio ni paciencia para soportar el tono en que hablas. Si no quieres que te sume a mi lista de presas te aconsejo que te vayas por donde has venido -le susurró cual heraldo de la muerte avisa que se va a cobrar la vida de a quien le ha llegado la hora. Como bien había dicho no tenía paciencia para aguantar los juegos de la demonio que la superaba en edad.

Alzo un poco el rostro, mirando fijamente a la joven, la cual tenia ahora su uña en su cuello, mas sin importarle, simplemente suspiro con pesadez, en si, no seria la primera que le dijera algo igual, por lo cual estaba acostumbrada, poso dos de sus dedos en el dedo ajeno, moviendolo a un lado.

- yo no tengo ningun interes en peleas, de lo contrario, yo gustosa le molestaria con intencion -.

murmuro, mientras que la mano que empujaba con sus dos dedos, parecia recibir descargas electricas, por lo cual retiro su mano, ladeando su cabeza a un costado.

- disculpa por eso -.

añadio, ya que en si su dedo solo tenia como unos rasguños, en si, era muestra de que habia formado aquel escudo impenetrable, ya que al ver tantos cadaveres alrededor, no le sorprenderia que esta intentara dañarle.

Su ceño se frunció un poco más y estuvo a punto de atravesar el cuello de la neko cuando esta alzó su mano, sin embargo, permitió que su mano fuera apartada. También notó una especie de descarga en sus dedos que le hizo retirar su mano, dejándola posada sobre su cadera mientras la otra se hallaba al lado contrario de su cuerpo.

- Pues este no es el sitio más indicado para no buscar pelea. Por si no te has dado cuenta el olor a sangre y meurte inunda cada milímetro de este maltrecho establo -le informó a sabiendas de que la joven ya se habría dado cuenta de ello, nadie, ni siquiera un humano era ajeno a ese tipo de aromas.

Suspiro con suavidad, mirando a su alrededor, observando cada uno de los cadaveres detalladamente, para luego dirigir su mirada a la joven, ignorando por un instante la advertencia, en si, no sabia bien que hacer, pero bien sabia que neceistaba saber un poco mas sobre esa chica.

- decidme... que haceis aqui? porque atacaos a cada demonio?-.

Su respuesta o cualquier posible palabra que fuera a salir de sus labios quedó callada cuando su ceño se frunció un poco más y sus orbes pasaron de la morena que tenía frente a sí, mirando a la puerta como si pudiera ver a través de ella.

- "Tenemos compañia..." -pensó para sí sin advertir a la neko, si era una princesa de Acheron ya se daría cuenta por sí misma. Si no, acabaría muriendo a manos del caballero que había fuera.

Desconocía si estaba armado, pero era lo más probable. Aún así, no se quedaría quieta para ser una presa facil si el caballero traía algo más que el arma de fuego que sostenía. En silencio cual sombra que parecía ser, se movió con discreción hacia un lado evitando todo contacto con la luz que se colaba por las ventanas del lugar. El Sol ya caía, pero aún persistían sus rayos y, con ellos, una fuente de daño para la mestiza.

Se cruzo de brazos tranquilamente, al notar que no habia dicho nada, penso lo mas obvio, que ya se habia dado cuenta de la presencia que se encontraba alli desde hacia un buen tiempo, a lo cual suspiro con suavidad, mientras simplemente miraba de reojo hacia la puerta, mientras que interiormente habia algo que le decia que si no buscaba pleito lo mejor seria que se marchara, a lo cual solo se dio medio vuelta. Mas no se movio, simplemente se mantuvo en tal posicion, aun tenia la barrera activa, no tenia nada que temer, ya que la mencionada era impenetrable, por lo cual, suspiro levemente, viendo que haria la joven ante aquella presencia.

Viendo que el rubio parecía ignorarla simplemente volvió a cruzarse de brazos tal y como estaba antes, aunque esta vez ocultando todo atisbo de su presencia demoníaca para evitar que esta saliese por completo, alertando incluso al humano de que allí no era un mortal contra una princesa, sino un mortal contra una princesa y ambos contra una princesa de linaje real de pura casta.

Supuso que el demonio de mayor poder que esperaba fuera ya habría sido aniquilado por alguno de ellos, aunque también cabía la posibilidad de que no fuera así y aún esperase la presa principal o, más bien, a su cazadora y asesina. No tenía ganas de meterse en problemas ajenos y le combenía, por el bien de su mansión y su estancia en Suna, no ser descubierta.

Suspiro con pesadez, siempre siendo segun ella la primera en mente, mas no dijo nada, nisiquiera se molesto en moverse de su lugar, simplemente le miraba fijamente, claro, con la clara duda del porque le atacaria, quizas por naturaleza, realmente lentamente le empezaba a quitar importancia, mirando de reojo ahora a la otra joven, notando que igual se mantuvo quieta, sin hacer nada.
Finalmente, a pesar de tener la barrera la cual le protegia de cualquier cosa, inclusive de las armas como la del joven, decidio actuar un poco, cerro los ojos, y dijo unas palabras en un idioma olvidado, a lo cual, a los pocos segundos, un fuerte rugido se escucho, sin saber de donde provenia, y por siguiente, 2 leones aparecieron de pronto detras del joven armado, mas manteniendose preparados para atacar, como esperando una orden.

- aclaro... no busco ninguna pelea, os sugiero que no me molestes -.

dicho esto abrio los ojos, los cuales estaban ahora mas felinos, esperando que con esto entendiese a quien obedecian los leones.

Suspiro con pesadez, al parecer el joven no comprendia bien a lo que se enfrentaba, en si, no era nuevo que la subestimaran, mas que nada por su apariencia de niña.
Una leve ventisca se izo presente, provocada por la misma hibrida, mas en un parpadeo se encontraba frente a frente al joven, bastante pegados, tanto que pudo murmurar a su oido.

- tu no sabes a lo que te enfrentas -.

antes de que este pudiese actuar volvio a desaparecer, ahora estando detras de este, en medio de los dos felinos enormes, los cuales estaban ansiosos de "alimentarse" mas esta no dijo ni izo nada para que atacaran, simplemente se cruzo de brazos, manteniendo su mirada fija en el joven que seguia insistiendo a atacarle.

- hasta donde se, yo no he hecho nada al reino... o al menos no por ahora -.

dijo, aun cruzada de brazos, mirandole de forma desafiante, en si, no veia algo que le pudiese dañar, teniendo su barrera activada.

Visto lo visto pensó en no meterse en la conversación ya que eso podría inducirle a pelear contra la princesa o, incluso, contra ambos y eso no le daría muy buena fama así como tampoco le sería de gran ayuda para salvaguardar su casa. Pero como siemrpe pasaba, su carácter ganaba a su prudencia y cada vez que había pelea, ella sentía cierto deseo de entrar en la contienda como hizo en aquel momento tras acercarse a ambos, teniéndolos de perfil mientras los tres formaban los vértices de un triángulo casi equilátero, siendo ella la única que no había revelado su cuerpo a la luz del Sol.

- La mera presencia de una princesa en el reino ya es afrenta suficiente. Para ser miembro de la realeza de Acheron eres inconsciente y pareces desconocer las leyes de los reinos de Suna y Albion. La entrada a los demonios está prohibida, y los caballeros tienen orden de asesinar a cualquiera que curce sus puertas, más aún siendo de la realeza -informó a sabiendas que el rubio, probablemente, fuera a decir lo mismo o algo semejante. No se trataba a sí misma como realeza de Acheron pese a que el linaje real corriese por sus venas. Si en algo se parecía a su madre a parte de en aspecto era en el modo de pensar, incluso de actuar. Ninguna de ellas había estado nunca complacida con lo que era Acheron, pero Korein nunca había podido revelarse ya que tenía algo mucho más importante que un erino a proteger. La vida de sus hijas, la vida de una renegada sin tierra a la que pertenecer y una segunda hija no legítima que seguía entre los muros de la demoníaca ciudad.

Se mantuvo de brazos cruzados, suspirando levemente, escuchando sin mucha atencion lo que la chica decia, al igual que veia sin ningun interes lo que él hacia con uno de los leones, si bien, esos solo eran clones del original, el cual resguardaba, preparandose para hacer mas por si era necesario invocarlos.
Cerro los ojos por un instante, intentando razonar aquello que habia dicho la chica, mas solo se limito a fruncir el ceño, aun estando de brazos cruzados, abriendo lentamente los ojos.

- si bien, muy apenas recuerdo ser una de las princesas de Acheron, mas de hay en adelante no recuerdo nada -.

confezo que habia perdido la memoria, mas miro fijamente al joven en si le habia molestado bastante aquellas acciones, pues a pesar de que el leon era solo un simple clon, despues de todo era un felino, y odiaba que lastimaran a los felinos, tanto suyos como ajenos, mas solo se limito a mantener la barrera y quedarse en su lugar, con el otro leon a lado suyo.

- bien, si deseas atacarme adelante, no se lo impidere, mas no quiero que despues tome las consecuencias de sus actos, si bien no pienso mancharme las manos de nuevo -.

le dio paso a atacar, mas no le tomo mucha importancia, solo se causaria daño a si mismo si lo intentara, mas que nada por la barrera. Mientras interiormente intentaba controlar su lado demoniaco, el cual deseaba asesinar a aquel hombre.

((etto... y moka?))

Se cruzo de brazos, mirando aquello isn mucha importancia, mientras los leones habian desaparecido completamente, miraba aquel dragon sin ningun interes, la barrera le protegia de cualquier cosa inclusive de aquello, mas solo se limito a bostezar levemente.

- en si, me teneis rencor por nada, adelante, atacaos, quiero ver de lo que eres capaz -.

dijo, en la misma posicion, manteniendose quieta, mirando al joven sin ningun interes, manteniendo su mirada de control.

Por suerte para la vampiresa su instinto le hizo actyuar rápido, pudiendo ocultarse en la sombra provocada por una de las paredes aún sin derrumbar del lugar. Se encotnraba sorprendida, no del dragón, sino de la destrucción de lo único que la había cubierto de la luz solar.

- "¡Idiota!" -pensó deseando soltárselo al caballero, pero callándoselo para evitar ganarse su desprecio o incluso su punto de mira en batalla. Tras tranquilizarse un poco y viendo que la sombra del dragón podía serle de utilidad simplemente se deslizó hastas quedar bajo esta, posando su mano ensangrentada en la del humano que sostenía el arma.

- Calmaos caballero. No sois rival para ella -le advirtió con un extraño tono respetuoso aunque carente de dicho respeto. No le hablaba como a un superior ni por asomo, sino como a alguien a quien daba un consejo cual noble a otro de su misma clase antes de voltear de nuevo su mirada a la neko que hablaba.

- Demonio, no te tiene "rencor por nada" -comentó atrayendo la atención de la nombrada citando sus palabras.

- Eres de una raza demoníaca por mucha mezcla de sangre que tengas. El lado que te domina ahora es pacífico, pero como demonio tienes el lado oscuro que destruye todo cuanto tiene a su alcance como hicieron antaño los antecesores de la realeza de Acheron con la misma ciudad que proclaman suya -cada una de sus palabras se había teñido de nostalgia y desprecio, sentimientos algo opuestos que podrían extrañar al rubio aunque poco le importaba.