¡Que aburrido era aquello!... Ese departamento era igual de lujoso que los demás, lo estaba rentando pues pensaba que su estadía en ese lugar era parte de su viaje, viaje en el cual esperaba experimentar nuevas cosas y tener muchas aventuras, con sorpresas, sin una vida monótona o rutinas. Sin embargo, ya se estaba cansando de habitar en departamentos. Pero... ¿En dónde más podría vivir en su estadía en esa ciudad?. No le gustaban los hoteles, demasiada concurrencia, y no compraría una casa pues sería una pérdida de dinero sin sentido. No tenía otra opción, a pesar de que no le gustase, tendría que quedarse nuevamente en un departamento como siempre hacía.
...Era bastante espacioso, con tres habitaciones, un comedor con su pequeño bar incluído, la sala de estar y el baño. Las paredes decoradas con algunos cuadros de flores o cosas así, pintadas de un color crema sutil y agradable. El suelo de madera, cómodo para caminar descalzo.
La cocina contaba con todo lo necesario para hacer... cosas que se hacen en una cocina... La sala de estar tenía una televisión, dos sofás dobles y una mesa ratona aparte de agunas otras mesillas con lámparas o floreros, y cada habitación contaba una cama de dos plazas, el escritorio, un sofá individual y un espacioso balcón con macetas de hermosas rosas rojas y blancas. En resumen, tenía todo y más de lo que se necesitaba...
Habiendo ya acomodado algunas de sus pertenencias, rendido se dejó caer elegantemente sobre uno de los sofás tras un suspiro que denotaba agotamiento y pesadez. ¿Acaso no había nada con lo que divertirse cerca?... Estaba aburrido, y odiaba eso.