Cacería [Algún dragón~]

Su ceño se volvió a fruncir y un gruñido se dejó escuchar de su parte al sentir el cálido tacto en su cintura que le habría hecho ganar al dragón un buen puñetazo en el rostro o incluso un rodillazo en sus partes nobles, pero la pelirroja no tenía ganas de empezar un combate que, probablemente, perdería. Sobre todo habiendo visto lo que le pasó al árbol y que la humana no lograba relacionar con ninguna de las partes del cuerpo ajeno así como tampoco de la única arma que veía en él: el extraño guante de su mano.

Aún así, no mucho duraron sus pensamientos pues una venita se dejó ver en su frente al notar como, una vez más, él no la miraba a los ojos precisamente... Ni siquiera cuando le hablaba aunque mantuvo la calma cruzándose de brazos tras relajarse un poco, pero no demasiado.

- ¿Por qué te empeñas tanto en que salga contigo? -preguntó con cierta pesadez, teniendo su paciencia agotada en cuanto a ese tema así como su resistencia. Era, definitivamente, el dragón más raro con el que se había cruzado nunca.

Suspiró una vez más al oír el tono decidido que el dragón ponía en sus palabras. No llegaba a entender cómoe ra posible que hubiesen pasado de una situación molesta, al menos para ella, a un combate y luego una charla más o menos común y corriente.

- ¿Se puede saber qué es lo que te gusta de mí? -volvió a preguntar ignorando el último comentario del dragón. No pensaba darle una respuesta a menos que él le contestase primero.

Ante aquellas respuestas simplemente los dedos de su diestra empezaron a moverse en un constante subir y bajar impaciente y un nuevo tic nervioso atacaba su ceja mientras la venita de su frente se hacía más grande a cada segundo y, paralelamente, a cada palabra ajena.

- Yo no me hago la difícil. Solo que no me gusta que me revoloteen los hombres como moscas a la miel -explicó con tono molesto a pesar de que no quería decirle exactamente eso, sino algún improperio bastante intenso y tajante.

- Demasiado pesado -comentó al aire como si hablase consigo misma en lugar de con el dragón al que ahora daba la espalda no por despecho, aunque tampoco confiada de que no fuera ha aprovecharlo para hacerle algo. Aún así, tampoco le dió mucho tiempo para poder intentar algo pues ella misma se volteó para darle su perfil izquierdo, mostrando uno de los pendientes que portaba tras recuperar sus ropas habiéndose desarmado de la armadura de alas negras y dejadno su cabello nuevamente suelto.

- Erza. Seraphina Erza Scarlett -dijo revelándole su nombre y evadiendo una vez más la pregunta del platinado.

Le miró durante algunos cortos segundos antes de rascar su nuca alejando sus cabellos de esa zona mientras suspiraba una vez más. Ese día parecía que lo único que le salía bien era enfadarse y suspirar...

- Solo si prometes dejarme en paz -terminó por ceder ya algo harta de la situación pues, a pesar de no haberlo intentado, suponía que él la seguiría si intentaba irse sin responderle o incluso si le respondía un "no" a ambas opciones.

- Dudo mucho que me dejases escapar así de fácil además... Se supone que tú eres mi trabajo ya que dudo mucho encontrar otro dragón por aquí -informó sin dar una excusa para realizar la tan "esperada" cita, pues hubiera querido librarse de esta como fuera pero, para su desgracia, su honor le impedía mentir.

- No es muy alentador... -confesó sintiéndose algo decaída por las palabras de este, aunque no mostrando más que simple desinterés por sus palabras. Si empezaba a fallar en el oficio de caza dragones ya poco le quedaba para conseguirse el pan de cada día. Su fuerza no ayudaba para nada y tampoco su carácter o su tendencia a la soledad por lo que, para variar, se vería en un buen apuro en cuanto ya no pudiera seguir cazando como había hecho hasta entonces.

- Si vas a seguir burlándote de mí me voy -comentó tras las primeras palabras del dragón que ella se tomó como una burla por el tonito ce cinismo y sarcasmo con las que habían sido pronunciadas.

Hizo ademán de comenzar a caminar aunque la proposición del platinado le obligó a voltearse hacia él, armándose con la misma espada usada antes y amenazando una vez más el cuello ajeno meitnras le miraba con el ceño fruncido, para variar.

- Mis armas son mi vida. Desprenderme de ellas sería como arrebatarte tus garras. No son algo que se pueda comercializar como... -calló de pronto delajando sus facciones, recordando que sus armas podían compararse fácilmente con los dragones a los que había dado muerte. No se deberia comercializar con vidas, fueran de los seres que fueran, pero se hacía y eso hizo que cierta culpabilidad volviera a ella, obligándola a no decir nada más y haciendo descender la espada para, posteriormente, hacerla desaparecer y repasando la proposición de deshacerse de aquellas armas que habían derramado demasiada sangre "inocente".

- "No si se arrancan..." -pensó aunque no quiso decirlo. Había tenido tiempo de comprobar que así era pero tampoco era algo que pudiese adjuntarse a todos los dragones. Cada raza y estirpe tenía características diferentes al fin y al cabo.

- Si pagas tú... -fue todo lo que dijo deseando dejar atrás el tema anterior. Ya había cedido en sus intentos de zafarse del platinado y, por extraño que le pareciese, había aceptado pasar parte del día con lo que debería haber sido, en principio, su presa.

- Era un comentario retórico -comentó con una gotita en la sien al ver que él no había pillado sus palabras aunque sin darle mucha importancia, al menos no cuando la siguiente frase del dragón se dejó escuchar y, como era de esperar, cabreó a la pelirroja.

- Para empezar visto como me da la gana y no soy tu novia... Además tú eres el primero que me mira al pecho en vez de a los ojos cuando hablamos -le recriminó molesta caminando a la par y metiendo sus manos en sus bolsillos tras arreglarse un poco la chaqueta, aunque aún revelaba casi todo su torso desnudo con la excepción del sostén que portaba.

- Al decir primero no me refería a eso... Déjalo -comentó finalmente rindiéndose. No tenía ganas de explicarle el sentido metafórico de cada palabra que decía para que se itnerpretara de dicha forma pues ya le había quedado claro que el dragón era tan torpe como le había parecido al principio. De más está decir que ignoró por completo, por el bien de su paciencia, los motes que le había puesto a cada uno de sus senos.

- Ojos rojos afilados, labios algo grandes, cintura demasiado fina, hombros un poco anchos, piernas curtidas así como los glúteos y cadera ancha... Nada del otro mundo ni nada demasiado atractivo para los hombres que buscan algo más... Femenino -comentó sin darle importancia ninguna a sus atributos sino que, por el contrario, mermándolos por su tono al hablar de su propio cuerpo. No se desvalorizaba, simplemente le quitaba importancia a su físico. Mientras fuera apto para la lucha, estaba bien.

Gruñó levemente al escuchar las palabras ajenas. No entendía como siempre él tenía algo que decir o criticarle, aunque parecía que eso se volvía mutuo.

- Paciencia es lo que empieza a faltarme... -murmuró hablando más para sí misma aunque agradecía que él también lo escuchase por poco caso que pudeira llegar ha hacerle.

- Te precipitas demasiado -le advirtió buscando alzar cierto muro entre ambos. Nunca se había ligado a nadie, y se ahbía preocupado de que nadie se ligase a ella. no quería romper esa norma ni hacer la excepción que la confirmase.

- Deja de llamarme así -pidió sin dejar de caminar en ningun momento, teniendo a veces que mover o "acicalar" su largo cabello para que no se quedase enredado en las ramas del bosque mientras pensaba en porqué demonios no se había dejado puesto el coletero que traía anteriormente, con la armadura ya hace tiempo retirada.

- Debe ser agradable... -volvió a susurrar tras cortos segundos de silencio, esta vez, solo para sí misma y teniendo intención de desviar el tema si el varón le preguntaba por dicha frase que había sido referente al comentario de este. Vivir la vida como uno quiere, era algo que ella no se había parado a pensar, mucho menos a permitirse intentarlo siquiera.