¡Gran Inauguración!

El tacto suave de la chaqueta de su gemelo le hizo otra vez centrar su atención en él, sacando los brazos por los de la chaqueta para poder moverlos bien sonriendo ante la frase y el estado de ánimo celoso de su oni-sama, siguiéndole con la mirada hasta que llegó a la barra para hablar con Claw. Las palabras del platinado le molestaron y la reacción de la nombrada no se esperó. Una patada con fuerza draconiana fue directa a la cara del mayor pero no llegó a tocarle, tan solo paró justo a un centímetro de su cara habiendo hechon gala nuevamente de aquella velocidad. Tener el cuerpo ligero y delgado era una ventaja muy favorable para ese tipo de movimientos.

- Si quieres meterte con nosotros fuera, acabo de estrenar el bar y no quiero romperlo con una pelea de hermanos -dictó bajando su pierna antes de que Claw pudiera cogérsela o hacerle algo en ella mientras Shas simplemente se había dejado acariciar esperando recibir respuesta mientras estaba graciosamente sentada sobre la barra.

Suspiro con leve pesadez, escuchando los pleitos de los hermanos, eso le molestaba en cierto modo, le recordaba a sus propios hermanos, los cuales extrañaba cuando estaba en su lado felino, mas en su lado demoniaco deseaba verlos de nuevo vivos para matarlos de nuevo, pero eso ya era historia.
Se quedo mirando al punto ausente, ahora si, deseando que los cazadores le ignoraran, quizas despues de algunos minutos mas se marcharia del lugar.

- "¿De wing-nichan?" -pensó para sus adentros queriendo sonreír aunque la seriedad y el silencio del mayor le hicieron retractarse antes de hacer aquel gesto. Si la carta hubiera tenido algún asunto no serio Claw habría hecho algún comentario, cosa que no hizo.

Tomó la suso dicha cuando el platinado se la tendió, viéndose obligada a releer algunas líneas para asegurarse que no era una alucinación o que su imaginación le estaba jugando una mala pasada. Pero Wingryu no mentiría en algo así.

- Disculpadme. oni-sama, vigila el bar un momento por favor -le pidió antes de salir del lugar para tomar el aire. Necesitaba calmarse. Si bien odiaba a su hermano menor y aquella muerte había sido una especie de venganza hacia la muerte de su madre no podía evitar sentirse también dolida. Era su hermano al fin y al cabo. Su sangre, su familia... Sin embargo, la marca de su frrente no desapareció, por lo que aquella nueva muerte o era solo rumores o no había sido ni por asomo tan dolorosa como lo fueron sus antecesoras.

Suspiró cogiendo el aire limpio de Kurast para intentar despejarse aunque no pudo evitar una tímida lágrima que escapó de su orbe derecho. Era demasiado blanda, como su madre, pero no podía evitarlo. En cierto modo, lo llevaba en los genes y también era mujer, lo que favorecía el sentimentalismo. Este aumetnado por su carácter de martir.

Suspiro con pesadez, levantandose en silencio, mirando con detalle por ultima vez a los alrededores, un neko de color completamente negro, mas de ojos rojos entro al lugar agilmente, posandose en el hombro derecho de la joven, maullando algo en su oreja, lo cual izo que le diera una caricia y finalmente caminada en silencio hacia la salida, retirandose el lugar, con solo una leve sonrisa ante lo que habia dicho el neko.

El viento fresco mecía sus cabellos y le ayudaba a calmar sus ánimos. Sentía ganas de destrozar los alrrededores, pero se contenía para evitar dañar colateralmente su taberna así como la zona donde este estaba situado. Al voltearse para volver a entrar pudo ver como la neko que se había encontrado primeramente se marchaba, no cuestionó pues aquella inaguración tenía toda la pinta de combertirse en una reunión familiar y, como todas sus reuniones, seguramente acabara en pelea.

- Wingryu no mentiría en algo así -comunicó una vez dentro del bar al haber escuchado la pregunta del mayor, estando ella ya sin el rastro de aquella lágrima en su mejilla, aunque era posbile, o quizás seguro que su gemelo sabría que había pasado realmente fuera del lugar. No por nada compartían el alma y uno sabía bien qué sentía el otro.

Se introdujo nuevamente tras la barra rellenándole al mayor la jarra, pero sin intención alguna de invitarle aunque ya le cobraría después. A diferencia de sus hermanos ella no dijo nada, tan solo miró la puerta espectante de ver a quien aparecería por ella. Aquello empezaba a ser serio e incluso solo faltaba uno de los hermanos para que la inauguración de su taberna se transformase en una completa y "feliz" reunión familiar entre los híbridos. En cuanto el menor entrara daría la advertencia, cualquier cosa rota por ínfima que sea y todos serían hechados a patadas de allí... COn la excepciónd e Eyeryu por obvias razones.

No se habría esperado nunca verle así. Parecía que los años le habían sido agradables, y eso en cierto modo le alegraba. Era su hermano pequeño y como tal, Akina podía llegar a sentir cierta protección y cariño hacia este, pero la situación y el momento no eran nada propicios para situaciones agradables, no hasta que la pregunta de Kenryu suscitó otra por parte de la gemela menor.

- Exia... ¿Le has matado? -preguntó algo seria aunque con una leve sonrisa por ver al menos de los cuatro que allí estaban, invitándole a entrar con un gesto de su mano. Miró de reojo a sus hermanos, sobre todo a su gemelo por si les molestaba su decisión de invitar al ojiazul a entrar.

Salió de detrás de la barra en cuanto su hermano menor se dió la vuelta y no tardó mucho en coger a este del brazo, impidiendo que se marchara. Ninguno de los otros hermanos, a pesar de mostrar indiferencia, había dicho nada ni mostrado odio, así que fue ella quien actuó. Quizá fue demasiado rápido, o incluso algo brusco, pero no le importó.

- Hiciste lo que todos queríamos hacer -informó mirándole con una sonrisa, no muy grande, pero sonrisa al fin y al cabo.

- Pasa, invita al casa -le pidió ofreciéndole algo de beber, o incluso de comer si quería.

- No es... Para tanto -le dijo entrecortada por aquellas acciones que sacaron un leve rubor de sus mejillas al sorprenderse por ser abrazada, aunque ni por asomo se esperó ser besada en la mejilla por su hermano menor, gesto que aumentó la intensidad del rojo de su rostro.

Su mano se alzó a esa misma mejilla besada y desvió su rostro para evitar que el rubor se viese, aunque por la cercanía era seguro que el platinado que tenía frente a sí se diese cuenta de ello. Volvió su rostro a Clawryu ya con el rostro blanco como solía ser antes de que su ceño se frunciera y un aura asesina se dejase notar emanar de ella cuando vió como su hermano mayor golpeaba a Eyeryu. Si hubieran estado en cualquier otro sitio se habría transformado metiéndole un buen bocado a Claw.

- ¡Tyamath voy a matarte! -le gritó justo en el oído tras haber llegado a su espalda mientras contenía las ganas de ahogarle o rajarle con la Rising Dragon o el relicario que ahora tenía puesto en la muñeca amenazando el cuello del mayor. Puede que la piel de este fuera dura como sus escamas y pocas armas podían dañarla, pero por suerte para Akina su katana era una de esas armas y el relicario podía o no serlo, pero en cierto modo le daba igual. En cuanto su gemelo mostrase algún síntoma de debilidad por el golpe, a parte de la incomodidad ya sentida, la joven ignoraría al dragón de rojo para ayudar a Fafner.

Sonrió triunfal al ver como su grito había tenido efecto antes de alejarse y, librándose como pudo de la venganza de Claw, volvió a gritarle justo en su oído antes de alejarse nuevamente para evitar que él pudiera cojerla o golpearla. Sin embargo, su discusión se vió cortada por el menor de los que allí se hallaban. Soltó un amplio gruñido digno de su forma draconiana aún cuando ni por asomo había pensado en transformarse para darle una paliza al mayor. Aún así, se detuvo por las palabras de Kenryu a pesar de no estar satisfecha en absoluto con el resultado de la discusión. Obviamente no tenía idea de la escena de tensión que se había montado entre su gemelo y el otro platinado.

- Solo si puedes pagarme -le advirtió llendo tras la barra una vez más, esperando respuesta del mayor antes de servirle aunque su mirada se dirigió al pendiente que golpeaba Eyeryu suavemente contra la madera.

- ¿Es para alguien? -preguntó intentando que no se notara cierto tono celoso en el susurro que solo su gemelo pudo escuchar aunque también estuviese atenta a las palabras que podrían salir a modo de historia de los labios del menor.